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lunes, 4 de enero de 2016

La fascinación por los malos - Parte 2



Y si.... es inevitable. La seducción del mal y los malos en pantalla es magnética. Si hiciese una encuesta general, sobre personajes, ganaría Darth Vader, Hannibal Lecter, Skeletor, Jason Vorhees, Emperor Ming, The Joker, Dracula, el propio tiburón de Saw, Michael Myers, Red Pyramid, Alien, Predator, etc.


Ya me pregunté hace años por que sucede esto, tal vez los buenos no son tan atractivos, o tenemos una atracción natural hacia el mal que nos excomulga a todos.


Volví a ver Flash Gordon (1980) y sigue siendo para mí horrorosa, solamente rescato tres cosas: a Peter Wyngarde, al diseñador de vestuario Danilo Donati, y a Brian May que compuso la música interpretada por Queen. Por más que me digan que la puesta en escena de este comic de 1930 la convierte en ícono a mí me parece un despropósito, el kitsch al cuadrado. Es el absurdo en sí mismo, un delirio, una puesta de alguien que se fumó algo. Tienen a Max von Sydow y lo hacen actuar como drag queen, juegan al rugby en el palacio, Ornella Mutti se pierde en el libreto, el "héroe" Flash es un espanto, en fin. Aunque me digan que en 1980 no contaban con tantos efectos especiales hay algo que se llama buen gusto. Dino de Laurentiis te perdono a pesar de todo.


Y entoces... mi atención se centró en Klytus por supuesto no solo por la magnífica voz de Peter Wyngarde que ejerce un efecto similar al absinto.

Pero rápidamente me recordó algo, alguien... no solamente el uso reiterado del negro como el tinte de la maldad, de lo repugnante, abominable, malo, sino las máscaras o aditamentos en el rostro para acentuar dicha cualidad maligna. Y en esta fila de personajes encontré a Skeletor, a los Inmortales de 300...